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23 mar 2011

EDUCAR DESPACIO

Slow” es un término que ha sido asignado a diferentes ámbitos de la sociedad, y que en la actualidad se ha unido al ámbito educativo. Lo que intenta proponer esta manera de educar es que tanto padres como docentes respeten el ritmo natural de aprendizaje de los niños, lejos del actual, una educación acelerada donde la única pretensión es educar más y más deprisa con la finalidad de educar mejor; sin embargo, las consecuencias de ello no son para nada satisfactorias, provocando situaciones insostenibles, pérdida de creatividad y un estrés en los alumnos y al profesorado.
La nueva propuesta educativa “slow” busca una educación más flexible, basada en el sentido común, donde lo que importe es que aprendan bien y asienten los conocimientos con un ritmo apropiado. Un ejemplo de ello es la educación finlandesa, es cierto que empiezan a estudiar más tarde y más despacio pero sus resultados son finalmente notorios.
Sin embargo, en verdad, “slow education” no solo debe darse en el ámbito escolar, sino también en el hogar “slow parenting” proponiéndose a los padres mayor tiempo con ellos, respetar su infancia no ocupando sus espacios vacíos, apostar por el juego sencillo, básico y desestructurado, confiar en su capacidad como padres e intentar despertar en ellos la pasión por aprender.
Desde mi punto de vista, estoy totalmente de acuerdo con esta nueva propuesta; la vida acelerada que llevamos hoy en día apenas da espacio para ocuparlo en cosas que les gustan y nos gustan, apenas puedes disfrutar de ellos y pararte a conocerlos, todo es trabajo y ocupaciones y eso no es bueno para ninguna persona. Una educación debe ser integradora como propone la Escuela Nueva, “la educación no debería limitarse a la adquisición de informaciones sino que debería garantizar el desarrollo del niño” (Vygotsky), así dice (Wallon) “se debe considerar las capacidades espontáneas como la herencia social que le rodea al individuo”. “Hay que respetar la naturaleza propia del niño, adaptarse a la necesidad y posibilidad de comprensión de los individuos en las diferentes edades” (Piaget). No debemos hacer a los niños adultos antes de tiempo, para cada edad existen una serie de responsabilidades y los niños son niños, tienen que tener su tiempo libre, su tiempo de juego, su periodo en el que disfrute de lo que realmente le gusta. Un niño no puede tener desde que se levanta hasta que se va a la cama un horario fijo, donde de 9 a 2 horas de la tarde esté en el cole, después vaya al comedor, más tarde a clase de Inglés, después de esto fútbol o baile, llegue por fin a su casa y no pueda disfrutar de sus padres o de sus juguetes porque tiene que hacer la tarea de Conocimiento del Medio, Matemáticas, Lengua… cenar y dormir para el día siguiente. ¿Dónde está el disfrute de esos niños? ¿En el recreo? ¿Dónde la conversación con sus padres a los que le cuente lo bien que lo ha pasado hoy? Eso no es vida para un niño, porque se le aleja de aquello que le gusta y al mismo tiempo se le incide a separarse de la pasión por aprender, algo que deberían tener todos los niños y que sin embargo en tantas ocasiones se les escucha decir “odio ir al cole”. Como futuros docentes, cambiemos esas reflexiones.

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